16 marzo 2005

Reserva silvestre de Alaska a punto de sucumbir a la voracidad de las petroleras

Una de las pocas reservas naturales del planeta, el Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico, está a punto de sucumbir a la voracidad de combustible de los países desarrollados.
El mismo día en que se anunciaban precios récord del barril de crudo y la OPEP anunciaba un aumento de la producción para saciar el apetito desmesurado de petróleo en el mundo, el Senado de Estados Unidos aprobó por 51 a 49 –en una votación dividida a lo largo de líneas partidistas- abrir la reserva ártica a la explotación petrolera.
El proyecto del presidente George Bush, que ha sido criticado por todas las organizaciones ambientalistas del país y por los líderes del Partido Demócrata, permitirá que empresas petroleras inicien actividades de exploración en una vasta extensión de 79,000 kilómetros cuadrados en el extremo nororiental de Alaska.
El Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico fue creado en 1960 por el presidente Dwight Eisenhower y alberga 45 especies protegidas de mamíferos, incluyendo ballenas, osos polares y alces, además de 36 especies de peces y 180 de aves que no existen en ninguna otra parte del mundo.
Se cree que en esa región existen depósitos calculados entre 5,600 y 16,000 millones de barriles de petróleo. A un promedio de $56 dólares por barril de crudo, esas reservas pueden significar ingresos de entre $313,600 y $896,000 millones de dólares.
Obviamente, los que van a ganar en este desgraciado saqueo de la reserva natural del ártico son las compañías petroleras a las que se les otorgará los contratos de explotación.
Todavía falta la aprobación de la Cámara de Representantes para que este proyecto sea firmado por Bush y convertido en ley. Pero se da por descontado que los congresistas lo aprobarán debido a que la Cámara Baja está dominada por los republicanos, que tradicionalmente han tenido una posición favorable a los negocios e indiferente a las preocupaciones ecológicas.

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