01 noviembre 2004

El Futuro del Mundo Depende de Nuestro Voto

Por Jaime E. Olivares
La Opinión, 1 de Noviembre de 2004

Los ojos del mundo estarán puestos mañana en las elecciones presidenciales de Estados Unidos porque ellas definirán no sólo el curso de este país en los próximos años sino el de un tramo importante en la historia de la humanidad entera.
Los que tenemos el privilegio de votar llevamos también sobre nuestros hombros la enorme responsabilidad de representar a los miles de millones de ciudadanos de otros países que no podrán hacerlo, pero cuyas vidas serán afectadas por el resultado de estos comicios.
Con nuestro voto podremos escoger entre la guerra y la paz, entre la división y la integración, entre la arrogancia de una superpotencia única beligerante y la esperanza de una cooperación internacional en la que todas las naciones estén invitadas a participar en las decisiones mundiales.
Se espera que mañana voten alrededor de 120 millones de ciudadanos estadounidenses, que decidirán el destino de los más de seis mil millones de habitantes de nuestro planeta. Esos electores están ahora profundamente divididos entre las opciones presentadas ante ellos por el presidente republicano George W. Bush y su rival demócrata, el senador John Kerry.
Cada voto será escrupulosamente contado porque tiene un valor extraordinario en momentos en que las encuestas indican una virtual igualdad de ambos candidatos en las preferencias de los electores. Cada persona que deje de votar, sea por desidia, por intimidación o por errores burocráticos, estará contribuyendo a la derrota del cambio que el mundo espera.
Una reciente encuesta internacional realizada por diez periódicos de otros tantos países indicó que el 57% de los entrevistados preferían a Kerry y sólo el 27% a Bush. Una abrumadora mayoría de ellos expresó su rechazo a la invasión de Irak y su creencia de que el mundo es menos seguro ahora debido a esa guerra.
La opinión de los electores estadounidenses es diferente. Las últimas encuestas de la semana pasada indicaban que las preferencias estaban divididas en alrededor de 47% por Kerry y 47% por Bush. Algunos sondeos daban ventaja de uno o dos puntos a un candidato sobre otro. Pero básicamente se trata de un empate estadístico. Respecto a la guerra, el 45% de los votantes piensa que la invasión a Irak fue un error y 43% cree que fue justificada. El apoyo a la invasión a Irak bajó dramáticamente después que se demostró que las razones dadas por Bush para ir a la guerra eran falsas.
¿A qué se deben estas diferencias entre la opinión mundial y la de los votantes estadounidenses? Es difícil saberlo con certeza, pero podemos encontrar algunas respuestas al examinar las condiciones en que se ha realizado la campaña presidencial en este país.
En primer lugar, los votantes aquí hemos estado bombardeados por una constante campaña de atemorizamiento que favorece a la campaña de Bush. Hace uno meses describí esta situación en un artículo sobre “las elecciones del miedo”. Bush ha logrado convencer a muchos que si Kerry es elegido presidente, habrá nuevos ataques terroristas contra Estados Unidos, similares a los del 9/11, y se ha autoproclamado el “presidente de la guerra”, el único capaz de ganar la lucha contra el terrorismo internacional.
Esta campaña del miedo de Bush está sazonada con repetidas alertas del Departamento de Seguridad Interior (DHS) sobre posibles ataques terroristas contra edificios, trenes, barcos, Disneylandia, aeropuertos y un sinnúmero de otros blancos que, por lo general, resultan ser falsas alarmas.
El temor, aunque sea infundado, queda en las mentes de muchos electores y tienden a votar en forma conservadora, prefiriendo lo viejo conocido antes que el cambio.
El otro factor de diferencia entre la opinión mundial y la de los electores estadounidenses es el de los temas internos, como la economía, los empleos, los servicios de salud, el seguro social, la inmigración, la educación y otros. Estos son los temas que han decidido a muchos a votar por Kerry.
Sin embargo, las opiniones de los electores de minorías en Estados Unidos tienden a parecerse más al sentimiento internacional sobre la contienda Bush – Kerry.
Un sondeo publicado la semana pasada, realizado sobre una muestra exclusiva de votantes hispanos, indicó que el 59% de los entrevistados piensa votar por Kerry y sólo el 30% por Bush. Cifras muy similares a las de la encuesta internacional que mencionaba antes. Además, el 62% de los latinos dijo que la guerra de Irak fue un error, en el sondeo realizado por Univisión, el diario Washington Post y el Instituto de Políticas Tomás Rivera
Estamos en una encrucijada y mañana vamos a escoger el camino a seguir.
Si elegimos a Bush, estaremos decidiéndonos por una guerra que puede seguir por décadas y extenderse a otros países, y por un presidente que ignora a la comunidad internacional (incluyendo a América Latina) y las necesidades de las minorías.
Si escogemos a Kerry, tenemos la esperanza de un gobierno más inclusivo y menos belicoso, que trabaje por la paz en colaboración con otros países, y que busque soluciones a las necesidades de nuestra comunidad latina, como la de dar un estatus legal a millones de trabajadores indocumentados que viven en el país.

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