31 mayo 2004

Caídos en una guerra insensata

Jaime E. Olivares

31 de mayo de 2004

En el día en que se honra a los soldados de Estados Unidos caídos en las guerras en que este país —justificada o injustificadamente— ha intervenido, nuestros pensamientos están con las familias de aquellos que sucumbieron en el campo de batalla.
Especialmente con las de los más de 800 soldados, hombres y mujeres, en su gran mayoría menores de 30 años, que han fallecido hasta ahora en la insensata guerra de Irak, basada en mentiras y oscuros motivos.
Las familias de California y Texas han sido las más golpeadas por este conflicto en el que los únicos triunfadores son los intereses de las multinacionales petroleras y algunas otras empresas que lucran de jugosos contratos para la llamada “reconstrucción” de Irak.
Más de 100 de las 805 bajas estadounidenses en los 15 meses de duración de la guerra son soldados latinos, de acuerdo a un recuento de apellidos hispanos en la lista de caídos del Departamento de Defensa. Veintiséis de ellos son de California y 27 de Texas. No sabemos cuántos de los 4,500 heridos son hispanos.
Es imposible dejar de recordar a José Gutiérrez, un infante de Marina nacido en Guatemala que murió en combate el 21 de marzo de 2003, a los 22 años de edad, y se convirtió en la primera víctima latina de esta guerra. Gutiérrez era huérfano, llegó a este país a los 14 años, como indocumentado, y vivía con su familia adoptiva en Lomita, cerca de Los Angeles.
Dos días después de la muerte de Gutiérrez, un latino de Texas, el sargento Edward J. Anguiano, de 24 años y residente de un suburbio de Brownsville, perdió la vida en una emboscada y se truncaron para siempre sus sueños de desarrollar un terreno que tenía su familia en el Valle del Río Grande.
Ese mismo 23 de marzo fue abatido otro latino, el infante de Marina Jorge A. González, de apenas 20 años de edad, que se crió en El Monte. En la noche de esa fatal jornada, sus padres vieron en un noticiero de televisión imágenes de soldados estadounidenses muertos y reconocieron a su hijo entre ellos. Cuando al día siguiente llegó la delegación de marines a darle la mala nueva, ellos ya lo sabían. Su esposa Jazty había dado a luz al primer bebé de la pareja 20 días antes.
El 29 de marzo murió el infante de Marina Jesús A. Suárez del Solar, un joven de 20 años de edad cuyo padre, originario de Tijuana, lo había traído a California en 1997 para que cumpliera su sueño de ingresar al cuerpo de Infantería de Marina. Tenía un hijo de 16 meses con su esposa Sayne. Tras la muerte del marine, su padre Fernando Suárez del Solar creó una fundación de ayuda a las familias de soldados fallecidos y emprendió una campaña para exigir el retiro de las tropas estadounidenses de Irak, Más adelante viajó a ese país y visitó el lugar en que fue abatido su hijo.
Estas son, en forma muy resumida, algunas de las historias de los héroes caídos en combate en los primeros días de la guerra contra Irak. Hay otras 800 historias similares que pudieran ser contadas. Y la cantidad aumenta cada día.
Además de los que perdieron la vida, están también los que han regresado con heridas físicas y psicológicas permanentes. Los que jamás volverán a ser como antes porque la guerra los dejó marcados para siempre. Es una generación de jóvenes traumatizados por una aventura siniestra y mortal en la que se vieron obligados a participar.
Más allá del patriotismo artificial utilizado por algunos para conseguir fines nada patrióticos, muchos se preguntan si vale la pena tanta muerte y sufrimiento, tanto gasto y sacrificio.
El fantasma de Vietnam ronda por la mente de la mayoría de los estadounidenses. Comienzan a surgir voces críticas cada vez más fuertes y sugerencias de que alguien tiene que ser responsabilizado al más alto nivel por esta catástrofe. La congresista Nancy Pelosi ha llamado “inepto” al presidente George W. Bush. El ex vicepresidente Al Gore pidió la renuncia de la plana mayor estratégica de Bush, incluyendo al secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, la consejera de Seguridad Nacional Condoleezza Rice, y el director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), George Tenet, entre otros. Es probable que la infortunada aventura iraquí le cueste la reelección a Bush.
Mientras tanto, recordemos y honremos en este día a los héroes reales de esta guerra que dieron su vida por un ideal y un país en los que creían con toda su alma.

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