13 septiembre 2004

La tragedia del padre Amaro

Jaime E. Olivares
La Opinión, 13 de septiembre de 2004

A mediados de agosto, un sacerdote chileno se lanzó al vacío desde el sexto piso de un edificio en Santiago, instantes después que una estudiante —que se cree era su novia— hiciera lo mismo. La muerte del religioso renovó en ese país sudamericano el debate sobre el celibato de los sacerdotes y, en general, sobre la doctrina de la Iglesia Católica acerca de las relaciones entre un hombre y una mujer.
En Chile, al igual que en la mayoría de los países latinoamericanos, entre el 70% y 90% de los habitantes se declara católico, aunque hay una enorme disociación entre esa fe declarada y la posición que tienen los fieles ante temas como el amor, el sexo y el matrimonio.
Muchos de los que nacimos y nos criamos en América Latina en más de una ocasión conocimos o supimos de excelentes y dedicados sacerdotes que tenían mujeres e hijos, especialmente en las áreas rurales. No pocos hemos oído hablar de los “sobrinos del cura”, un eufemismo muy común y socialmente aceptable para referirse a la progenie de los sacerdotes.
Sabíamos que “vivían en pecado”, de acuerdo a la doctrina de la Iglesia, pero a pocos de nosotros nos importaba, y no por eso eran ellos menos respetados o queridos.
Una reveladora encuesta realizada en Brasil, en abril de este año y entre más de 1,800 sacerdotes, indicó que el 41% de ellos dijo haber tenido relaciones sexuales con mujeres después de su ordenamiento. El sondeo, encargado por la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil, señaló también que otro 41% consideraba que el celibato debía ser optativo y no obligatorio.
En Estados Unidos, un grupo de más de 160 sacerdotes católicos de Wisconsin envió el año pasado una carta a la Conferencia Nacional de Obispos de este país, en la que los firmantes expresan su apoyo a una iniciativa para hacer del celibato una opción voluntaria. Este grupo es sólo una pequeña fracción de los 44,500 sacerdotes que hay en el país, pero representa una importante tendencia dentro de los clérigos estadounidenses y refleja un creciente movimiento en la Iglesia a nivel mundial.
También hay grupos laicos en varios países que piden la anulación del celibato obligatorio para los sacerdotes y una gran proporción de los católicos en todo el mundo piensa que deberían tener la opción de casarse.
El celibato no es un dogma ni una revelación en la doctrina de la Iglesia Católica, como lo aclaró el Concilio Vaticano II, sino una antigua tradición y una regla impuesta a los clérigos. Pero el Papa y otras autoridades eclesiásticas insisten en mantener esa disciplina como una forma de asegurar que los sacerdotes estén “completamente entregados a Dios y a su rebaño”. Afirman que el matrimonio los distraería de sus funciones sacerdotales y su entrega no sería total.
Muchos creen que el celibato es una de las causas de la crisis de escasez de sacerdotes en el mundo. Hay más de 1,000 millones de católicos, pero menos de medio millón de sacerdotes.
En Estados Unidos, la cantidad de sacerdotes disminuyó de 58,632 en 1965 a 44,212 en 2003. Muchas parroquias han cerrado o reducido sus servicios. El número de católicos, sin embargo, ha aumentado en más de un 30% en ese período y actualmente se estima que hay más de 67 millones en todo el país, superando lejos a cualquier otra denominación religiosa individual en la nación.
El tema del celibato no es el único que tiende a disociar la doctrina de la Iglesia de la realidad de sus fieles. Numerosas encuestas han mostrado que la mayoría de los católicos usan o han usado anticonceptivos artificiales (píldoras, condones), están a favor de las relaciones sexuales prematrimoniales, piensan que el aborto es legítimo bajo ciertas circunstancias y creen firmemente en el derecho de las parejas a divorciarse y volver a casarse. Todas estas son prácticas que la Iglesia oficial no acepta, pese a que reconoce que se dan frecuentemente entre sus fieles.
Hace falta un nuevo aggiornamento de la Iglesia Católica, enfocado esta vez en una doctrina sobre el sexo y las relaciones de las parejas que sea más acorde con la realidad que vivimos y con la evolución de la sociedad. El no hacerlo podría causar una grieta irreparable en ese edificio que se ha construido durante más de dos mil años de historia o una escisión de consecuencias imprevisibles.
Jaime E. Olivares fue editor metropolitano de La Opinión.

12 septiembre 2004

¿Tres millones de indocumentados en un año?

Cerca de tres millones de inmigrantes indocumentados entrarán ilegalmente este año a Estados Unidos, afirma un reporte de la revista Time que será publicado el lunes.
El reportaje se basa en una investigación realizada por los periodistas Donald Barlett y James Steele, ampliamente reconocidos en los medios por haber obtenido el premio Pulitzer.
Los autores afirman que cada día entran más de 4,000 indocumentados al país sólo en el sector de la frontera del estado de Arizona.
Las cifras son mucho más altas que los estimados oficiales y que la cantidad proyectada de arrestos de la Patrulla Fronteriza.
El más reciente cálculo de las autoridades de inmigración indica que viven en Estados Unidos alrededor de 9 millones de indocumentados. El reportaje de la revista Time dice que la cantidad de inmigrantes sin papeles en el país se eleva a unos 15 millones.
El artículo de la revista Time con seguridad reavivará la controversia nacional sobre inmigración y obligará a los candidatos presidenciales a ser más explícitos -y cuidadosos- acerca de sus respectivos programas migratorios, un tema que hasta ahora no ha tenido mucha relevancia en la campaña.
El presidente Bush prometió a comienzos de año que implementaría un plan de legalidad limitada para los trabajadores extranjeros que viven aquí y que son necesarios para la industria nacional. Pero no ha presentado ningún proyecto de ley al Congreso sobre esta materia ni se espera que lo haga antes del término de la actividad legislativa de este año.
El candidato presidencial demócrata. John Kerry, ha dicho que firmaría de inmediato dos leyes migratorias, en caso de ganar la elección, una dirigida a legalizar la situación migratoria de estudiantes indocumentados que tienen éxito en sus escuelas y colegios (Dream Act), y la otra destinada a dar estatus legal a cientos de miles de trabajadores agrícolas sin papeles (AgJobs). Kerry, además, ofreció una reforma general de las leyes de inmigración dentro de los cien primeros días de su mandato.
El reportaje de la revista Time también causará un impacto en la campaña contra la Proposición 200, en Arizona, una medida que busca privar a los inmigrantes indocumentados de cualquier beneficio del gobierno y que obliga a los funcionarios públicos a denunciarlos a las autoridades migratorias.
Una encuesta realizada en julio indica que el 64% de los votantes de Arizona entrevistados apoyan la Proposición 200. Otro sondeo publicado por el diario Arizona Republic, pero basado en una muestra menor, afirma que el 91% de los consultados apoya la iniciativa.

Posted by Jaime E. Olivares

11 septiembre 2004

El Otro 11 de Septiembre

Más de 5 mil personas marcharon hoy por el centro de Santiago de Chile para rendir homenaje a las víctimas del golpe de estado, encabezado por Augusto Pinochet, que hace 31 años derrocó al presidente Salvador Allende y rompió la larga tradición democrática chilena.

El 11 de septiembre de 1973, los militares comandados por Pinochet bombardearon el palacio de gobierno, La Moneda, y se apoderaron de las principales bases militares, navales y aéreas del país iniciando una de las peores dictaduras de América Latina, que se prolongó por 17 años.

La sangrienta represión que siguió al golpe dejó un saldo de 2,095 muertos y 1,102 “detenidos desaparecidos”, de acuerdo a las conservadoras cifras publicadas por la Comisión de la Verdad y Reconciliación de Chile. Varios miles más fueron torturados y apresados durante el régimen de Pinochet.

El presidente Allende prefirió quitarse la vida en La Moneda antes que rendirse a los militares golpistas. El laureado poeta Pablo Neruda falleció pocos días después del golpe al empeorar su ya delicado estado de salud, tras enterarse del derrumbe de la democracia en su país y el pisoteo de los derechos humanos por los cuales siempre había luchado.

La represión, persecución y los crímenes de la dictadura de Pinochet no se limitaron al territorio nacional sino se extendieron también a otros países, como Argentina, Uruguay, Brasil, Estados Unidos y Italia.

El 30 de septiembre de 1974, el ex general y ex comandante en jefe del ejército chileno, Carlos Prats, fue asesinado en Buenos Aires, donde vivía exiliado con su familia. Una bomba colocada bajo su automóvil terminó con su vida y la de su esposa Sofía. La siniestra policía secreta de Pinochet, conocida como la DINA, estuvo involucrada en ese atentado terrorista en la capital argentina.

El 6 de octubre de 1975, Bernardo Leighton, un ex vicepresidente de Chile durante el gobierno demócrata cristiano de Eduardo Frei y acérrimo opositor de los golpistas, fue víctima de un intento de asesinato en Roma, Italia, donde vivía exiliado. Él y su esposa Anita resultaron gravemente heridos y quedaron paralizados por los impactos de balazos disparados por desconocidos. Más adelante se descubrió también la vinculación de la DINA en ese atentado e incluso se identificó al agente Michael Townley como uno de los autores.

Townley estuvo también involucrado en otro atentado internacional contra figuras políticas chilenas en el exilio, como fue el perpetrado en Washington, DC, el 21 de septiembre de 1976. En esa fecha, el ex canciller chileno y ex embajador del gobierno de Allende en Estados Unidos, Orlando Letelier, murió junto a su secretaria Ronnie Moffit, al estallar una bomba puesta bajo su auto.

Estos atentados son sólo tres de los más destacados cometidos en el exterior durante la dictadura de Pinochet. Bajo las órdenes del dictador, la DINA creó una organización represiva internacional con la cooperación de militares y servicios de inteligencia de otros regímenes dictatoriales sudamericanos, que se llamó Operación Cóndor”.

En la Operación Cóndor estuvieron involucrados, además de Chile, funcionarios gubernamentales y militares de Brasil, Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay. De acuerdo a documentos desclasificados el año pasado por el gobierno norteamericano, los responsables de la política exterior de Estados Unidos sabían de la operación y no hicieron nada para detenerla.

Han pasado 31 años del golpe militar de Pinochet, pero el ex dictador jamás ha sido condenado por sus crímenes, pese a las numerosas evidencias que existen de su directa participación en ellos.

En octubre de 1998, Pinochet fue detenido en Londres, Inglaterra, a petición del juez español Baltasar Garzón, quien investigaba varios crímenes cometidos contra ciudadanos españoles durante las dictaduras sudamericanas en las décadas de los 70 y 80. Pinochet estuvo bajo arresto domiciliario, primero en una clínica y luego en una casa alquilada en un suburbio de Londres, durante casi año y medio antes de ser liberado por razones humanitarias.

En Chile se han intentado varias acciones judiciales en contra del ex dictador, pero hasta ahora no se ha logrado ninguna condena definitiva. Las familias de varios de los asesinados o desaparecidos durante la dictadura han interpuesto numerosas demandas en su contra y algunas han avanzado al grado de lograr la suspensión de la inmunidad que tiene Pinochet en su calidad de senador “vitalicio” de Chile.

Un nuevo escándalo ha involucrado al ya anciano ex dictador en los últimos meses. Una investigación estadounidense sobre las fuentes de financiamiento de los terroristas descubrió que Pinochet tenía cuentas secretas en el Banco Riggs de Washington. Un informe interno de esa institución bancaria, realizado en 1998, indicaba que el patrimonio de Pinochet estaba valuado entre 50 y 100 millones de dólares, y que sus ingresos anuales ascendían a entre 100,000 y 150,000 dólares anuales.

El Servicio de Impuestos Internos de Chile está ahora investigando los bienes y cuentas de Pinochet y un juez levantó una causa en contra del ex dictador por supuesto enriquecimiento ilícito. Todos se preguntan cómo un general de ejército puede tener una fortuna de tal magnitud.

La historia de los grandes criminales muestra que algunos de ellos fueron enviados a la cárcel no por sus crímenes sino por violaciones a la ley en materias financieras. Es el caso de Al Capone, el famoso gangster acusado de innumerables asesinatos y asaltos, que finalmente fue encarcelado por fraude al fisco al no pagar sus impuestos.

¿Terminará éste siendo el caso de Pinochet?

Posted by Jaime E. Olivares