23 agosto 2004

“Gana la verde”, pierde la ética

Jaime E. Olivares
La Opinión, 23 de agosto de 2004
La explotación de los inmigrantes indocumentados en Estados Unidos se da en muchas formas y lugares. Desde los talleres de costura de Nueva York y Los Angeles, donde los trabajadores ganan un sueldo miserable e ilegal laborando diez o doce horas al día en condiciones insalubres y peligrosas, hasta los campos de cultivo en el Valle de San Joaquín donde los pizcadores se juegan la vida trabajando de sol a sol en terrenos saturados de pesticidas tóxicos y sometidos a temperaturas extremas en el verano.
Muchos enferman, algunos mueren. A los patrones poco le importa. Después de todo, hay miles más deseosos de reemplazar al caído, aún conociendo los riesgos. Es la ley de la oferta y la demanda en el neoliberalismo salvaje, donde el ser humano se convierte en una pieza desechable de la maquinaria inconmovible de ganar dinero.
Los indocumentados son los trabajadores más vulnerables porque viven con el temor de ser deportados y no se atreven a reclamar sus derechos. Aceptan las peores y más humillantes condiciones en su lucha por sobrevivir, con la esperanza de que algún día lograrán salir de ese infierno. Y si no ellos, al menos sus descendientes. Se sacrifican por sus hijos, su familia y un improbable futuro soñado.
Generaciones tras generaciones de inmigrantes de diversos orígenes han vivido la misma pesadilla. Desde los chinos que construyeron el ferrocarril en California hasta los irlandeses de la hambruna de la papa y los italianos que “colonizaron” los barrios pobres de Manhattan.
Quizás una de las peores formas de explotación de los inmigrantes es la practicada por personas de la misma comunidad étnica a la que pertenecen. Los coyotes que roban, violan, secuestran y extorsionan a paisanos y paisanas que traen cruzando ilegalmente la frontera. Las “madamas” que importan mujeres latinoamericanas, muchas de ellas menores de edad, para prostituirlas en los moteles de Los Ángeles y otras ciudades del sur de California. Los notarios y pseudo abogados latinos que engañan a sus incautos clientes cobrándoles por tarjetas verdes o permisos de trabajo que nunca llegan. En fin, tantos otros profesionales del fraude que se aprovechan de la necesidad y las ilusiones de sus hermanos de raza recién llegados al país.
Ellos son los que deberían estar en las prisiones y no los indocumentados. Contra ellos es que deberían estar dirigidas las redadas de los agentes de inmigración.
Una nueva forma de explotación de los temores, necesidades y sueños de los inmigrantes ha provocado indignación entre las organizaciones que velan por los derechos de los indocumentados. Se trata de un programa de televisión en español en el que personas que residen ilegalmente en el país compiten a través de pruebas humillantes para obtener el derecho a contar con un selecto equipo de abogados que los asesoren para buscar la forma de legalizar su estatus migratorio.
Los concursantes, motivados por la ilusión de conseguir una “tarjeta verde” auténtica, comen escorpiones, sopas de gusanos vivos, o saltan entre dos camiones en movimiento con la esperanza de ganar un futuro sin sobresaltos y salir de las sombras de la clandestinidad. Aceptan voluntariamente y –algunos- hasta con alegría, las humillaciones y peligros, pero todos saben que jamás harían eso sino fuera por la desesperación que les abruma al vivir sin papeles legales.
Un grupo de siete importantes organizaciones de derechos de los inmigrantes, entre las que se cuentan CHIRLA, CARECEN, la Asociación de Abogados Méxicoamericanos (MABA), envió una carta al canal KRCA-TV, que tiene su sede en Burbank, para que saque inmediatamente del aire el programa “Gana la Verde”.
Las organizaciones hacen ver, con justa razón, que el programa se aprovecha de los temores de la gente y les ofrece falsas promesas. Aunque los conductores del show no garantizan que el ganador conseguirá una tarjeta verde, desde el título a las promociones sugieren que la pueden obtener si participan. Es una burla no sólo a los indocumentados sino también a las leyes de este país.
Una vocera de la Asociación Americana de Abogados de Inmigración (AILA) dijo que la mayoría de los participantes no son elegibles para obtener la residencia legal. Alex Nogales, directivo de la Coalición Nacional de Medios Hispanos, dijo que estaba estudiando presentar una queja ante la Comisión Federal de Comunicaciones.
Hay muchas otras maneras más éticas de ganar audiencia y atraer más anuncios y dinero para las estaciones de televisión. Explotar la necesidad y la desesperación de los inmigrantes no es el camino correcto.

Jaime E. Olivares fue editor metropolitano de La Opinión.
jaime@sierranet.us

16 agosto 2004

Chávez ratificado como presidente

Ganó Chávez el referendum y el mundo financiero internacional reaccionó con alivio. El Dow Jones subió más de 129 puntos en la Bolsa de Nueva York y los precios del petróleo bajaron de inmediato.
No es que las grandes corporaciones sean partidarias de Chávez sino que tenían demasiado temor a lo que pudiera haber ocurrido si el presidente venezolano hubiera sido destituido de su cargo.
Un conflicto interno en Venezuela que desestabilice el país pondría en riesgo el suministro petrolero a Estados Unidos y eso tiene consecuencias graves para la economía de todo el mundo.
¿No existe el mismo riesgo de desestabilización si la oposición se decide ahora por una estrategia de mayor confrontación? Creo que no. Sería más dañino para sus mismos intereses y para el bienestar de Venezuela.
La oposición no cuenta con el ejército y tiene ya un golpe fracasado en su historial. Chávez, por su parte, difícilmente habría aceptado un veredicto desfavorable en las urnas y lo más seguro es que se hubiera inclinado por una salida militar a la crisis, condenando al país a un prolongado –y tal vez sangriento- conflicto civil.
Como siempre en estos casos, la oposición denunció fraude. Pero el ex presidente estadounidense Jimmy Carter, la OEA y otros observadores internacionales avalaron los resultados de la elección y dijeron que no habían recibido ninguna prueba verificable de un fraude masivo.
Porque si hubo fraude tendría que haber sido muy masivo para dar a Chávez esa ventaja de casi millón y medio de votos y 17 puntos porcentuales que obtuvo.
Son interesantes las declaraciones de un funcionario no identificado del gobierno norteamericano que cita un cable de la agencia Reuters: “La oposición ha tenido todas las oportunidades imaginables (para desestabilizar al presidente Hugo Chávez) y con estos resultados la presión se desvía de Chávez hacia la oposición para que los acepte”.

Posted by Jaime E. Olivares

09 agosto 2004

Observadores internacionales en elecciones presidenciales de Estados Unidos

Por Jaime E. Olivares

El Departamento de Estado norteamericano anunció que la Organización de Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) ha sido invitada a supervisar los comicios presidenciales del 2 de noviembre en este país.
Es la primera vez que observadores internacionales vigilarán oficialmente unas elecciones presidenciales en Estados Unidos.
La invitación surgió de crecientes presiones de legisladores demócratas que temen que este año se repitan las irregularidades del año 2000, especialmente en el estado de Florida, que determinaron el triunfo del actual presidente republicano George W. Bush pese a que su rival, Al Gore, obtuvo la mayoría del voto popular. Se estima que alrededor de seis millones de votos en todo el país no fueron contados en aquella elección.
Un grupo de legisladores demócratas pidió en julio al secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, que enviara observadores de la ONU a las elecciones presidenciales de noviembre. La acción fue rechazada por los congresistas republicanos, que por una votación de 243-161, aprobaron una moción que prohíbe a Estados Unidos respaldar la solicitud que calificaron de “antiamericana”. La moción, sin embargo, no prosperó en el Senado.
Pero la petición a Annan no fue atendida de inmediato debido a que, de acuerdo a las reglas de la ONU, una solicitud de esa naturaleza tiene que ser hecha oficialmente por un estado miembro de la organización.
La congresista Eddie Bernice Johnson, demócrata de Texas, escribió entonces al secretario de Estado, Colin Powell, pidiéndole que hiciera la solicitud formal a nombre del gobierno para que la ONU enviara un equipo de observadores.
Paul Kelly, secretario asistente de asunto legislativos del Departamento de Estados, respondió positivamente a la congresista Johnson en una carta fechada el 30 de julio.
“Compartimos con usted y con sus colegas un profundo sentimiento de compartir el fortalecimiento de la democracia, no sólo en el exterior sino también aquí en casa”, expresa Kelly en la misiva. “Consistentes con este compromiso, ya hemos invitado a la Oficina de Instituciones Democráticas y Derechos Humanos de OSCE a que observen las elecciones presidenciales del 2 de noviembre del 2004”.
Un equipo de observadores de OSCE supervisó las elecciones legislativas de noviembre del 2002 en Florida, en la primera misión de esta naturaleza realizada en el país desde la firma de un acuerdo en Copenhague, en 1990, en que los estados signatarios se comprometen a permitir observadores en sus respectivos procesos eleccionarios.
En un comunicado emitido el 4 de agosto, la congresista Johnson dijo: “Me complace que el secretario [Colin] Powell esté tan comprometido como lo estoy yo con un proceso justo y democrático”.
“La presencia de observadores asegurará a los estadounidenses que América se preocupa de sus votos y se preocupa de su reputación en el mundo”, agregó la legisladora.